María Aloy no se lo pensó. Cuando necesitó cuatro vestidos para las fiestas de Bétera, decidió buscarlos en La Bohème 1994. «Los cuatro vestidos son espectaculares. Yo llevaba una idea y, en la tienda, supieron entenderme, sabían lo que mejor se adaptaba a mi cuerpo y respetaron mi estilo», explica.
El primero fue para la cena de gala de San Valentín. «Es rojo, con escote en palabra de honor, con plumas y va combinado con tules con tonalidades en plata y rojo y con cola. Además, los complementos son a juego. Es una preciosidad», indica.
Para la cena de gala de agosto se decantó por un vestido en tonos azules. «El vestido es pintado a mano, de seda, con una sobrefalda, una falda de tubo estrecha con un corte en la pierna y tiene encajes en plata», añade.
En la presentación de las fiestas, optó por una pieza en tonalidades plateadas. «Este vestido es el más serio. Es entubado, con lentejuelas, lleva un fajín que rodea la cintura y deja un hombro al descubierto. Como complementos, llevaba un abanico de plumas en gris grafito, a juego con el fajín», detalla.
Por último, vistió un diseño negro para uno de los días más importantes de las fiestas. «Adapté el tradicional vestido negro de clavariesa para darle un toque más juvenil. Es un vestido español, entubado con muchos tules en gris y negro. Tiene muchos volantes y tonalidades grises, para que no fuera completamente negro. Este año lo he vuelto a llevar en una cena, pero esta vez, con una cazadora de cuero».
«Los cuatro vestidos son auténticas joyas. En La Bohème 1994 utilizan telas y complementos que no encuentras en el mercado», concluye.