Alba formó parte del escaparate de La Bohème durante unas horas. Fue el fotógrafo de su boda, Pepe Folgado, quien al ver su vestido se la imaginó como un maniquí de carne y hueso y el juego se convirtió en realidad, hasta quedar inmortalizada como una modelo de excepción .
«Me dijo te estoy viendo el escaparate de La Bohème y al final una cosa llevó a la otra, llamé e hicimos una sesión de fotos muy divertida», explica.
Alba conocía La Bohème desde hacía 12 años, cuando su hermana se casó con uno de nuestros vestidos, así que no dudó en visitarnos para buscar el suyo. «Me enseñaron uno que era justo lo que yo buscaba: la forma era ajustada a la cintura, con un escote discreto en la parte de delante y la espalda muy abierta», indica.
Después, le hicieron los retoques necesarios para adaptar el modelo. «Le pusieron un fajín espectacular, que tenía forma de pétalos y le dieron más volumen a la falda. Todo para marcar más la cintura que era lo que yo quería», detalla.
Además, Alba recuperó un complemento muy especial: el velo que su hermana había lucido en su boda, también de La Bohème. Plateado, de tul, con una puntilla confeccionada con dibujos de hojas, fue el toque perfecto para completar un vestido de gran personalidad y elegancia para una novia con ambas cualidades.